Hay algo siniestro y desconcertante que atraviesa los relatos de Ottessa Moshfegh, algo peligroso, fascinante y a veces irresistiblemente divertido. Sus personajes son seres inestables: anhelan un gesto de ternura y desean, a su manera, convertirse en mejores personas; aun así, todos parecen moverse guiados por los impulsos más primarios. Débiles, retorcidos, a menudo estúpidos y crueles consigo mismos y con los demás: de esta extraña materia prima Moshfegh consigue extirpar una belleza oscura y eléctrica y que, en ella, lo que veamos sea en realidad nuestro propio reflejo.
RESEÑA
NOSTALGIA DE OTRO MUNDO
Hay algo siniestro y desconcertante que atraviesa los relatos de Ottessa Moshfegh, algo peligroso, fascinante y a veces irresistiblemente divertido. Sus personajes son seres inestables: anhelan un gesto de ternura y desean, a su manera, convertirse en mejores personas; aun así, todos parecen moverse guiados por los impulsos más primarios. Débiles, retorcidos, a menudo estúpidos y crueles consigo mismos y con los demás: de esta extraña materia prima Moshfegh consigue extirpar una belleza oscura y eléctrica y que, en ella, lo que veamos sea en realidad nuestro propio reflejo.
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