«Sí, era él, el mequetrefe que merecía morir, se dijo mirando una fotografía reciente de Vogler que sostenía en su mano izquierda. Ahí estaba, indefenso y engominado, apoyado en su bastoncito, caminando con la barbilla levantada en plan altanero, entrando en su portal sin percatarse de nada, sin saber que le rondaba la muerte, que a pocos metros de distancia alguien deseaba estrangularlo sin ningún remordimiento».
RESEÑA
EL SECRETO DE ALBERT ZIMMER
«Sí, era él, el mequetrefe que merecía morir, se dijo mirando una fotografía reciente de Vogler que sostenía en su mano izquierda. Ahí estaba, indefenso y engominado, apoyado en su bastoncito, caminando con la barbilla levantada en plan altanero, entrando en su portal sin percatarse de nada, sin saber que le rondaba la muerte, que a pocos metros de distancia alguien deseaba estrangularlo sin ningún remordimiento».
Con tu consentimiento, nos gustaría usar cookies y tecnologías similares para mejorar tu experiencia con nuestro servicio para estadísticas y fines publicitarios. Encontrarás más información en nuestra Política de cookies