El barcelonés Aitor Romero nos entrega en Fantasmas de la ciudad un conjunto de ocho relatos largos y un prólogo, que está escrito también a manera de relato, en el que el autor confiesa su gusto por Bolaño, Borges, Pessoa, Vila-Matas.
Uno de los cuentos es “Conexión Montserrat”, un relato-ensayo en el que se hace una corta biografía de Trostki y su paso por Barcelona, con datos nuevos e interesantes. El narrador recorre varias librerías de Barcelona, habla de su pasión por la literatura y la faceta desconocida de Trostki como escritor.
En “El aeropuerto del sur” un grupo queda atrapado en el terminal de un aeropuerto y organizan su vida hasta conseguir volar. El relato más extenso es “Naima”, donde se puede desarrollar el personaje principal con sus búsquedas, experiencias y desamores en varias ciudades de Europa y América.
En sus ocho relatos el autor muestra una pulida escritura, con referencias a muchos escritores, ciudades y diversidad de música. En general, a sus personajes les cuesta adaptarse al mundo en el que viven; logra una gran interacción de los lugares con el estado anímico de unos seres que, si bien tienen sus propios desconciertos y formas particulares de ver el mundo, parecen atravesados por el mismo modelo.